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III. I am the game and I want to play

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Mensaje por Lachesis Mar Jul 30, 2019 10:20 am

I am the game
and I want to play
 

Jack, ¿puedes centrarte de una vez, por favor? ¡Gracias!

Keithan vociferó a lo largo del campo, y Jack le respondió con el dedo corazón a su sarcasmo. Era la primera quaffle que colaba por uno de los aros que el Gryffindor salvaguardaba con talento indiscutible, pero aún así, Keith era un capitán duro - de eso todos podían dar buena cuenta.

Habían hecho un simulacro de partido, justo después de haber practicar tiros y ejercicios de equilibrios sobre la escoba. Todos estaban cansados. Pero como el año anterior había ocurrido, daban todo de sí mismos en los entrenamientos dos veces por semana. 

De acuerdo, ahora vosotros dos —señaló a los otros dos cazadores— iréis contra mí. Tenéis que arrebatarme la quaffle, intentad no jugar sucio. No es nuestro estilo. —Se giró al resto— ¿Habéis escuchado? ¡Volvemos a empezar! —gritó— Vamos, vamos, último ejercicio.

Quince minutos después, descenderían de sus escobas y se dirigirían a las duchas. Entre golpes de toalla y cachetadas, Owen irrumpió de pronto— Por cierto, invité el otro día a Alexandra Green a ver el entrenamiento de hoy. He oído que al final sí que irá a las pruebas de Ravenclaw. —Keith frunció el ceño. Solía ignorar a todo aquel espectador, porque se concentraba en el juego. Con lo cual tenía sentido que no la hubiese visto.

La próxima vez, no invites a nadie de otra casa, ¿quieres? Me preocupo por buscar estrategias para los partidos como para que alguien sea testigo —Le miró mientras se vestía con la camisa del uniforme— imbécil —añadió.
Jack se rio de la trifulca.— A alguien se le ha subido la capitanía a la cabeza, ¿no?
Porque sé que estás de coña, si no te ibas a enterar —replicó Owen.— Creo que alguien la ha recomendado a la capitana de su equipo y ahora se ha encaprichado con que haga las pruebas.

Keith tuvo que quedarse a recoger las pelotas, así que se despidió del resto y cargó con el baúl una vez cerrado y completo. A la vuelta al castillo, le pareció ver a la Ravenclaw a lo lejos. 

¡Eh, Green! —apuró su paso hasta llegar a su altura— Me han dicho que has visto el entrenamiento. Ni siquiera se me ha ocurrido mirar a las gradas... Pero bueno, ¿qué te ha parecido? —Llevaba sin verla desde el viaje en el expreso, hacía una semana.— ¿Difícil, fácil? Parece imposible, pero la dinámica es bastante sencilla.

La miró y se encontró de lleno con sus grandes ojos verdes. Dudaba que alguien como ella pudiese enfrentarse a la rudeza de un partido de Quidditch. Aún así, imaginársela en medio de la acción, le pareció divertido. No pasaría las pruebas... y mucho mejor así. No quería tener que abatirla o tirarle de la escoba a empujones.

Entrenamiento de Quidditch × 16:00.
Keithan Rowe con Alexandria Green
ty YCONIA



I am the game
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— Alex, supe lo de tu incursión al equipo de quidditch de Ravenclaw ¿Cómo va eso? 

— No lo sé, Owen. Algún bromista decidió inscribirme y ahora todos creen que hablaba en serio cuando dije que patearía el trasero de Keithan.  

— Pásate al campo de quidditch esta tarde ¿Vale? Tenemos entrenamiento y tal vez aprendas algo si nos ves.


El breve diálogo que había sostenido con Owen al término de la clase de estudios muggles le dio el valor suficiente para abandonar la comodidad de su rutina escolar en pos de contemplar el desempeño de los jugadores pertenecientes a Gryffindor. Si bien se trataba de un entrenamiento, era la primera vez que Alexandria tenía ocasión de presenciar algún evento deportivo en toda regla. De modo que antes de la hora establecida, la muchacha ya se hallaba sentada en una de las gradas alrededor del campo. Sin hacer ruido, hizo acopio de pluma, tintero y pergamino, usando un hechizo no verbal en los objetos para que cobraran vida, anotando todo lo que ella consideraba importante, desde la posición de cada jugador en el campo, la ubicación exacta de los aros en ambos extremos y la altura de los mismos. 

Rauda y veloz, la pluma se deslizó por el papel realizando bocetos de distintas fases en el entrenamiento, poniendo especial énfasis en la trayectoria y los movimientos de cada jugador. Nadie ahí estaba poniéndole atención, cosa que agradecía porque en los últimos días no había hecho más que meterse en problemas, logrando que mucha gente estuviera al pendiente de sus actividades, deseando verla errar a la menor oportunidad. Cuando el entrenamiento terminó, Alexandria contaba ya con varios pergaminos en su haber que describían paso por paso un buen partido de quidditch desde lo práctico, conocimiento que utilizaría  para aprender tanto como pudiera pues no podía presentarse a las pruebas sin más. Vio a Owen marcharse junto con Jack pero no hizo el intento por acudir a su encuentro, suponiendo que los chicos no necesitarían tener a una chica rondando por sus terrenos, menos aun si se trataba de una Ravenclaw. 

Guardó sus apuntes con inusitado cuidado, temerosa de echar a perder toda su investigación de campo; era consciente de que sus miedos se debían a la ignorancia, mismos que disiparía en cuanto comenzara a entrenar pero ni siquiera eso lograba sosegarla. Tan abrumada estaba por esa situación que bastaba cualquier ruido para ponerla en alerta, incluso la voz de Keithan Rowe. — Owen fue muy amable al invitarme. — Asintió, colgándose el bolso al hombro. El muchacho le agradaba, siempre la importunaba con bromas y pláticas sin sentido pero ella lo toleraba debido a su actitud positiva, capaz de hacer sonreír a un dementor. — Es una disciplina muy técnica, impredecible. No logré establecer trayectorias exactas y tampoco un patrón de juego. — Retomó la caminata de forma más lenta, esperando que Keith la siguiera. — Tu novia me odia ¿Sabes? Todo el equipo de Ravenclaw lo hace desde que bromeé contigo y tus amigos. — Ni bien había transcurrido la semana cuando el nombre de Alexandria Green ya formaba parte de la lista negra para las águilas, con gente que la odiaba  pero al mismo tiempo se compadecía de ella.

— De cualquier modo, te debo una disculpa. — murmuró, manteniendo la mirada fija en él. —  Nunca tuve la intención de humillarte en el quidditch. Supongo que merezco esto por haberte ofendido así pero… — Suspiró largamente, con desgano. —No volverá a suceder, lo siento. — Con pocas personas había tratado el tema y de todos, Keith era el único con posibilidades reales de extender el rumor. Logan se resistía a creerlo pero debido a los lazos de su amigo con la capitana de Ravenclaw, mantenía sus dudas al respecto.

Entrenamiento de Quidditch × 16:00.
Alexandria Green con Keithan Rowe
ty YCONIA


I am the game
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Técnico e impredecible.

Justo los dos únicos adjetivos que Keith no usaría para describir el Quidditch.
Para él, consistía en un conjunto de reglas muy básicas. El sistema de juego no suponía gran dificultad, lo que le añadía la emoción y la complejidad eran los propios jugadores y sus estrategias.

De acuerdo, te lo explicaré a grandes rasgos, para que lo entiendas. Cada equipo tiene un buscador, dos golpeadores, tres cazadores y un guardián. Pues bien, el guardián defiende los tres aros que ves allí, a distintas alturas —señaló estos a sus espaldas—, intentando que ninguna quaffle se cuele por ellos. Las quaffles son las pelotas que los cazadores se pasan entre ellos y con las que intentarán anotarse tantos. Las bludgers son las pelotas que van detrás de los jugadores, así que la misión de los golpeadores es defender a los de su equipo, alejándolas con un bate. Y por último, el buscador es el que se encarga de encontrar la snitch dorada en el campo de juego. Cuando eso sucede, acaba el partido y el equipo que la ha encontrado se anota 150 puntos. —La miró, visiblemente divertido— ¿Demasiada información, Green? Es bastante sencillo.

Tan predecible como sonaba, el Gryffindor podría tirarse horas hablando del mismo tema. Su dedicación era tanta, que en su tiempo libre leía libros sobre Quidditch y pensaba estrategias que practicar en los entrenamientos. Lo cierto era que algo tan liberador como el deporte alejaba el drama y las preocupaciones del día a día de su cabeza; no tenía ganas ni fuerzas para soportar más altercados o contratiempos en el colegio. Aunque siempre acababa sumido en ellos.

¿Mi... novia? —tardó unos buenos diez segundos en relacionar conceptos. Finalmente descubrió que hablaba de la capitana de Ravenclaw, y entonces se palmeó la frente y asintió. Ahora tenía más sentido lo que estaba diciendo.— Eh, Maddison no es mi novia —interrumpió para añadir la vital aclaración. Cuando Alexandria continuó hablando él alzó la mano y negó con la cabeza. Volvía a no entender nada de lo que decía ¿pero qué...?— Vale, te perdono. Pero no tengo ni idea de qué estás hablando, Green. ¿Qué es exactamente lo que mereces? Y... ¿por qué dices que te odian?

Solía ser bastante lento para relacionar conceptos, pero en este caso consideraba que Alexandria no le estaba ayudando a entender nada.— Si te hace sentir mejor, ni siquiera me acordaba de que intentaste picarme con el asunto de las pruebas en el Expreso, te lo prometo. —Nada le hacía pensar que la chica sospechaba que había sido él el que le había hablado de ella a la capitana de Ravenclaw. 

Entrenamiento de Quidditch × 16:00.
Keithan Rowe con Alexandria Green
ty YCONIA


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Mientras Keith explicaba a grandes rasgos la mecánica de los juegos de quidditch, en el cuaderno de Alexandria iban cobrando forma nuevos bocetos y palabras  gracias a un hechizo no verbal. — Creo que solo están buscando burlarse de mí. — Ella era consciente de la poca simpatía que generaba pero hasta entonces no le había dado la suficiente importancia, considerando como suficiente el contar con la amistad de Logan pero ni siquiera la amistad del prefecto Hufflepuff bastaba para enfrentar el día a día en un ambiente tan hostil como el del colegio. — Tal vez deberías explicarle eso a ella, Rowe. Ya está pensando en dónde van a vivir, en qué sitio será su viaje de bodas e incluso los nombres y la casa en que sus hijos serán asignados cuando tengan once años. — Todo ese relato parecía sacado de una loca fantasía pero la misma Madisson se había encargado de difundirlo a cada Ravenclaw presente. 

— Se rumora que planean probar mi destreza hasta que caiga de la escoba debido al cansancio. — Le preocupaba, por supuesto ¿Desde cuándo los compañeros de casa eran tan crueles entre sí? Suponía que algún tipo de influencia debía ejercer el Gryffindor en todo eso porque de otro modo no lograba explicarse la repentina obsesión de Maddison por ridiculizarla. — ¿Sabes? Habría preferido que me humillaras tú en el quidditch, al menos así lo consideraría justo en lugar de convertirme en la burla de todo el colegio. — Y a decir verdad, sin importar cuánto pensara en ello por las noches seguía siendo incapaz de encontrar  una manera de salir avante sin sufrir el escarnio de todo un público. — Te agradezco la explicación pero será mejor que no hablemos más, Rowe. Bastantes problemas tengo ya como para lidiar con alguien como tú. — La chica se aferró a sus cosas con fuerza, intentando aminorar la frustración e impotencia que sentía. — Gracias por dejar que Owen me permitiera ir al campo, aprendí mucho hoy. — Probablemente habría aprendido más pero la mejor lección que se llevaba a raíz de sus encuentros con él era que relacionarse con leones resultaba ser más difícil que caminar entre serpientes.

 Una parte de ella se sentía mal; Rowe no le desagradaba y tal vez hasta se hubieran hecho amigos de no ser por el enorme abismo ideológico existente entre los dos. — La próxima vez que quieras deshacerte de alguien no es necesario recurrir a una de tus tantas novias, con decirle que se aleje es suficiente. — Añadió, apurando el paso rumbo a la sala de menesteres del colegio. Tenía mucho que practicar para la prueba de quidditch y ya que podía transformar la estancia en lo que quisiera…

Al menos ahí nadie la vería caer de la escoba o fallar estrepitosamente intentando anotar una quaffle. 

Entrenamiento de Quidditch × 16:00.
Alexandria Green con Keithan Rowe
ty YCONIA


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Se rascó la barbilla pensativo. En ocasiones -demasiadas- se metía en líos que no sabía siquiera de dónde venían. ¿Qué necesidad tenía él de ir a explicarle a Maddison que en ningún momento iban a tener nada? Creyó haberlo dejado bastante claro cuando habló con ella. Resultado de tal pensamiento, se frustró y refunfuñó entre murmullos. Y dejó escapar un par de maldiciones también.

Y en medio de su diatriba mental, Alex empezó a desarrollar su argumento sobre cómo él era la causa del problema, y sobre cómo no deberían hablar más. El soliloquio finalizó con una acusación ante la que, sorpresivamente, Keith sólo rió. Se llevó la mano a la frente y dejó escapar las carcajadas que se atropellaban en su garganta por salir. La chica para aquel entonces ya había tomado una buena ventaja, así que con la mano que tenía libre la alcanzó, agarrándola por la muñeca.

Buen espectáculo teatral, Green. Pero ese melodrama no te va a ayudar a superar esta situación, ¿sabes? —Quizá estaba siendo un insensible, porque entender lo que ella estaba viviendo... no era que lo entendiese, la verdad. Él cuando tenía un problema con alguien felizmente lo arreglaba con los puños o la varita, por eso no dejaba que preocupaciones tan nimias ocupasen su subconsciente. Siempre tenía cosas más importantes en las que pensar— Para empezar... siento mucho que a Maddison le haya dado por probarte hasta que sólo queden los huesos de ti - si es que realmente es mi culpa. Segundo, realmente creo que hay alguien detrás de todo esto que ha hablado con ella y te ha querido gastar una broma. No creo que nadie más se esté riendo de ti aparte de esa persona. Tercero... deberías intentar que nada de esto te afecte tanto, o cualquiera se hará con el control de tus emociones, lo sabes, ¿no?

»Y por cierto, no estaba tratando de deshacerme de ti. ¿Puedo serte sincero? Ni siquiera sabía que existías, a excepción del hecho de que eres amiga de Logan. Pero no me gustaría que por esta gilipollez dejases de hablarme por los pasillos porque... bueno, yo ya daba por hecho que me prestarías los deberes de Historia de la magia como te pedí
—obviamente bromeaba. Le revolvió la melena pelirroja, dejándola enredada y encrespada.— Mejor ahora.

Entrenamiento de Quidditch × 16:00.
Keithan Rowe con Alexandria Green
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Con tantas emociones a la vez, le resultaba difícil reaccionar tan rápido como quisiera, por eso es que apenas y tuvo tiempo de refunfuñar cuando sintió la mano ajena rodeándole la muñeca. — No soy melodramática, tú eres incapaz de ver  más allá de ti mismo. — replicando no ganaba nada pero al menos no se quedaba callada. Quería — de algún modo u otro — dejar en claro que no estaba interesada en ser una más de esa lista. Si tenía algo o no con Maddison le daba igual, siempre y cuando los problemas entre la pareja dejaran de representar una molestia para ella. —Yo no formo parte de tu harén, Rowe. — Eso era obvio pero igualmente sentía la necesidad de aclararlo para  que los fortuitos encuentros que sostenían en los pasillos no se malinterpretaran como hasta ahora sucedía.

Pero por mucho que lo deseara, era imposible estar enojada con él, sobre todo cuando notaba la sinceridad aunada a la torpeza existente en su disculpa. — Confío en que Logan y su experiencia como jugador de quidditch me ayuden a salir bien en la prueba. — Los dos eran realistas en cuanto a las posibilidades que Alexandria tenía, nulas a decir verdad. Aunque los pronósticos eran desalentadores, la chica se proponía caer dignamente. — De cualquier modo también estoy esforzándome por cuenta propia, aprendiendo lo que puedo mediante mi presencia en el campo de quidditch.— Nunca acabaría de agradecer a Owen su oportuna intervención, sobre todo porque gracias a eso había aprendido más del quidditch en un solo entrenamiento que en toda la vida. —Tal vez puedas ir a ver la prueba. Si fracaso, no quiero hacerlo sola. Logan estará ahí y bueno… —  No lo admitiría pero consideraba necesario tener a alguien con quien reírse del fracaso, sobre todo porque Logan y ella no lo harían.

— Hagamos un trato. — Enunció de pronto. Una nueva idea rondaba su cabeza, tentándola irremediablemente a plantearla para llevarla a cabo. — Escribiré la introducción y la conclusión de cada uno de tus deberes en Historia de la magia si a cambio tú haces lo demás, estudiando al menos una hora al día. — Por un momento sopesó la posibilidad de negociar por dos pero seguro ya resultaba bastante tedioso restar sesenta minutos de su tiempo a la agitada vida social que llevaba para dedicarse a estudiar. — Y si te portas bien, puedo ayudarte con la asignatura de pociones, se me da bastante bien. — Frunció el ceño al sentir su mano revolviéndole el cabello aunque no dijo nada. Por alguna razón que no lograba comprender,  ese gesto casi filial le gustaba. Y le gustaba mucho. —Deberías ir empezando. El profesor pedirá ver nuestros ensayos sobre las guerras mágicas.— Como pudo, se alzó de puntillas para alcanzar el cabello del muchacho, despeinándolo también.
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Alexandria Green con Keithan Rowe
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¿Que soy incapaz de ver más allá de mí mismo? ¿Me estás llamando egoísta, Green?

Se llevó la mano al corazón, en una perfecta combinación con una fingida cara de tristeza y malestar. Si había algo que le divertía más que cualquier otra cosa, era que una chica se metiese con él. Fuese en broma o en serio. Pero el teatrillo del Gryffindor se vio interrumpido por la carcajada que profirió, y que se oyó a lo largo de todos los terrenos.— Creo que tienes muy equivocado el concepto de harén, ¿eh?

En el fondo -y no tan en el fondo- se sentía mal por la Ravenclaw. Lo que para él no tenía mayor importancia, para ella era un mundo, acostumbrada a pasar desapercibida entre el alumnado. Él era capaz de encontrar mil soluciones al problema, y la mayoría incluían un enfrentamiento directo. Pero ella... 

La miró de nuevo, y vio la preocupación y desidia en su cara.

Ella no sería capaz de tal cosa. Suspiró y volvió a apresurarse, puesto que de nuevo se había quedado atrás.— Mira, te propongo algo mejor. Iré a hablar con Maddison para que te deje en paz. Acabaré con esta tontería en dos minutos. —Simple. Sencillo. Fácil. Rápido.— Como capitán he de decir que nadie puede ir a las pruebas en contra de su voluntad, por mucho que nos podamos encaprichar de algún alumno en concreto. Eso no va así —Capricho o lo que fuese aquello.— Si no quieres, bueno... puedo pasarme por las pruebas con Logan igualmente, claro que puedo. —Le gustaba ir de todas formas para descubrir quiénes serían los nuevos jugadores antes que nadie, y ver cómo de bien se les daba.

Se le hizo cómica la forma en que se alzó para devolver su gesto, pero al instante se revolvió— Alexandria Green, no se despeina a un Rowe. —Volvió a agarrarle la muñeca justo después de que apartase aquella mano de su pelo y, cogiendo también la otra, las sujetó a la espalda de la chica, de forma que quedó inmovilizada. Él, por su parte, usaba una mano -con una era más que suficiente- para sujetarla.— ¿Ahora qué? —Se metió con ella. Aunque al poco tiempo la soltó, haciendo apología de su "infinita misericordia".  

Keith no necesitaba más allá de un par de bromas y conversaciones para acortar distancias con la gente, por eso fue que no dudó en echar la mano por encima del hombro de la chica y acercarse a ella para hablar en confidencia. Agachó la cabeza debido a la diferencia de altura.— Me temo que Logan me rompería la nariz si descubre que de verdad has escrito parte de mis ensayos de Historia de la magia —hablaba en voz más baja, como si aquello fuese confidencial.— Aún así me gusta la forma en que tienes de negociar, bien hecho.

Se separó de ella, carraspeando.— Pero, poniéndonos serios... la verdad es que sí que necesito una ayuda con Pociones. Quiero aprobar el ÉXTASIS y me veo con pocas posibilidades —reconoció. Lo cierto es que no se le habría ocurrido pedirle ayuda, pero ya que lo había mencionado no perdía nada por intentarlo. Era evidente que estaba desesperado, puesto que no se veía capaz de hacerlo sin algún refuerzo.— ¿Te importaría echarme una mano de vez en cuando? Te lo compensaré. Tú eliges cómo, claro.
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Keithan Rowe con Alexandria Green
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