IV. Amortentia

 

«Por supuesto, la Amortentia no crea amor. Es imposible crear o imitar el amor. Sólo produce un intenso encaprichamiento, una obsesión. Probablemente sea la poción más peligrosa y poderosa de todas las que hay en esta sala.»

—Horace Slughorn, 1996.

La mazmorra cinco era el lugar más odiado por los estudiantes, sede también de una asignatura que pocos se atrevían a cursar pero quienes lo hacían gozaban el respeto y admiración de sus compañeros. La clase de pociones no era sencilla, en lo absoluto; solía decirse que no había ningún proceso complejo además de verter cosas en un caldero y agitar constantemente, algo que Logan había logrado refutar. Si bien la materia no se contaba entre sus favoritas, se desempeñaba bien en ese campo tan poco valorado como desconocido para la gran mayoría de brujas y magos en la actualidad. — A estas alturas — Murmuró el profesor, paseándose alrededor de las mesas — Deberían ser medianamente capaces de identificar al menos  los ingredientes básicos de cada poción. — Las constantes e inevitables comparaciones entre el profesor Wolff y Severus Snape  habían predispuesto al primero a reforzar sus métodos de enseñanza, exigiendo de sus estudiantes una mayor dedicación, aunque pocos hacían caso.

— Frente a ustedes tienen un caldero rebosante de amortentia y una bandeja con los ingredientes necesarios para su preparación. — Observó alternativamente a los alumnos y también al pergamino  en donde anotaba sus nombres. — Deberán recrear la poción por parejas y a su vez, describir de forma muy específica cada aroma que logren distinguir en la que ya está hecha, explicando por qué creen que huele así para ustedes o la posible causa de dicho aroma. — Mientras el profesor hablaba, Logan intercambió una breve mirada con Gemma Fitz, una de sus compañeras de curso y también de casa. Con ella solía realizar los trabajos grupales, generalmente desempeñándose bastante bien para ser personas completamente opuestas entre sí. Gemma solía tomarse las cosas con poca seriedad y si bien la mayoría de las veces Logan terminaba persiguiéndola por los pasillos para generarle interés por el trabajo, los dos se acoplaban, coincidiendo en muchas cosas. 

Guiándose por orden alfabético, el profesor fue formando las duplas de trabajo. — Wentz y Whitmire. — Al pronunciar ambos apellidos, alzó la mirada para ubicar a los prefectos. Consciente de la rivalidad existente entre los dos, mediante un hechizo no verbal el profesor unió ambas mesas, dejando a Logan y Gytha apenas separados por un estrecho margen. — ¿Qué esperan para comenzar? — Apremió, uniendo el resto de las mesas para juntar a cada pareja, dando inicio así a tan peculiar clase. Con un gesto de resignación, Logan comenzó a separar los ingredientes, observando los frascos con detenimiento antes de emprender cualquier acción. — Creo que esto parece ser la tisana. — No estaba seguro, ni siquiera había visto esa hierba más que un par de veces. — Aunque parece  hinojo por el color. — Con gesto displicente dejó el frasco a un lado de su compañera, evitando interactuar más allá de lo necesario. Estando con ella todo parecía derivar en problemas, por lo cual trataba de conducirse tan indiferente como  le fuera posible. — ¿Sería mucho pedir que me ayudaras a identificar los ingredientes? Lo haría yo pero estoy ocupado memorizando todo el proceso. — En realidad no es que hiciera mucho; básicamente su actividad se reducía a mirar las páginas del libro de pociones. 

La metodología para efectuar exitosamente la amortentia era compleja, con instrucciones específicas, pensadas para inducir al fallo si el mago no era diestro manipulando los ingredientes. — ¿Qué saldrá si invertimos el orden de las cosas   junto con la elaboración? — Se imaginaba dando pie a la creación de una poción para incitar al odio o algo así.

Clase de pociones × 10:00
Logan Wentz con Gytha Whitmire

 


¿Era absolutamente necesario tener pociones a primera hora? ¿No había otra manera más agradable que oler brebajes asquerosos de hacerla vomitar aquella mañana?

Gytha no había desayunado por encontrarse bastante indispuesta. Soportó con buen humor las risas de algunas de sus amigas que bromeaban con un posible embarazo, aunque de buena gana les habría partido una de las copas en la cabeza - la Slytherin no estaba para chistes. 

Descendió hacia las mazmorras y ocupó su asiento antes que nadie, lo que le permitió tener una pequeña charla con el profesor. Amortentia, de aquello trataría la clase de aquel día. Gytha se masajeó la sien y suspiró con esa desidia existencial que salía de ella - últimamente demasiado a menudo.¿Y qué si era una de las pociones más difíciles? Era ridícula, y no la veía práctica en la vida real. 

Cassidy se sentó a su lado, y se preparó para la sarta de estupideces que soltaría a lo largo de la clase. Si alguien sabía de amortentia -y de como engatusar a hombres, en general- era Cassidy. Seguida de ella misma, claro, por ser la que la escuchaba siempre. Por eso casi saltó de la impresión cuando su pupitre estuvo a punto de colisionar con el de Logan Wentz. ¿Otra vez? ¿Alguien le había dicho a los profesores que crear parejas por orden de lista no tenía fundamento y era...?

Miró a Logan, que parecía igual de contento que ella.

La palabra era injusto. No tenía fundamento y era injusto. 

—Bien, empecemos. —Ya habían escuchado al profesor, debían recrear la poción. Gytha creyó poder hacerlo con los ojos cerrados. Había ayudado a Cassidy a hacerla el curso pasado, pero se había atrevido a olerla. Ni a usarla con nadie (¿para qué? Ni que lo necesitase).— Es que es hinojo, Wentz. —Le arrebató el bote, y lo dejó junto al resto. 

Gytha tenía algo de trastorno obsesivo-compulsivo, así que se dedicó a colocar los botes ordenadamente, por alturas y tamaños, en un patrón de forma romboidal. La voz exasperada de su compañero Hufflepuff le sacó de la inmensidad de su mente.— ¿Qué te crees que estoy haciendo? —se defendió. Aunque sabía que la había pillado despistada, sólo que no lo reconocería.— No es como si tú estuvieses descubriendo la panacea pasando las páginas del libro, ¿sabes? —recriminó, entrecerrando los ojos.

—Esto es acónito, y esto semillas de anís verde. Estoy segura. —Agarró otro bote y lo miró de cerca— Y esto... creo que asfódelo. Luce así porque ya está cortado. —Paró de manipular los ingredientes durante un instante.— No sé, creo que tú puedes tener más experiencia en hacer pociones mal de la que tengo yo. ¿Explotaría? ¿Crearíamos algún mejunje nuevo? —Contraatacó, nunca bajando la guardia— Si estás pensando en crear una poción que incite al odio... Ni se te ocurra.

—No entiendo para qué tenemos que describir por qué nos huele de esa manera la poción. ¿Qué propósito educativo hay detrás de eso? —Separó entonces la raíz de Angélica— No quiero pensar en el lado morboso de todo esto, pero estoy a un poco de negarme a hacerlo. —Echó aire por la nariz, visiblemente contrariada.— Acabemos cuanto antes con esto, por favor. Y haz algo de una vez, Wentz. —le rogó. Su miedo era tener que exponer ante todos qué olores le causaban, de algún modo, debilidad emocional. Lo mirase por donde lo mirase, era ridículo.

Clase de pociones × 10:00
Gytha Whitmire con Logan Wentz

 

Tal como suponía, trabajar con Gytha iba a ser algo difícil. La chica Slytherin era más diestra que él en la asignatura de pociones y no perdía ocasión para recordárselo. — Parece ser que tienes mucha práctica creando  Amortentia ¿Es lo que has usado para tener a Lachance tan obsesionado? — El comentario de rigor no podía  faltar, sobre todo porque la insistencia de Fred por conquistar a Gytha hacía que pensara en un hechizo o poción para el encaprichamiento. — No lo sé. Supongo que el profesor quiere tener algo de lo que hablar con los jefes de casa para reírse durante la hora del té o algo así. — En realidad tampoco es que le importara mucho, él sabía exactamente bien los aromas de su amortentia, relacionados al amor que profesaba a su familia. —¿O te da miedo que se descubra que huele a algo distinto, algo que se supone detestas? — Pensó en ese extraño perfume de Lachance cuyo aroma era tan fuerte que impregnaba los pasillos cuando caminaba.

Evitó tocar los frascos que cuidadosamente su compañera había colocado sobre la mesa, temiendo arruinar el perfecto orden de los mismos aunque dudaba que eso fuera a servir de algo. —Primero la tisana, después el asfódelo cortado…— repasó las instrucciones dos o tres veces para asegurarse de estar leyendo el paso correcto pues a pesar de que Gytha pregonaba su experiencia elaborando esa poción. Logan no creía del todo sus palabras. — ¿No hueles como si algo estuviera quemándose? — Apenas unos instantes después de haber vertido las semillas de anís verde, Logan percibió un aroma extraño, similar al papel o al pergamino quemado, difícil de ignorar en esas circunstancias. Pensar en algún libro ardiendo ahí cerca lo puso en alerta, aunque ninguno de los ahí presentes parecía darse cuenta de ello. — ¿Podrías…?  — En su intento por dar con el foco del incendio, Logan intentó mirar por encima del hombro de Gytha, alcanzando a rozar con su nariz la frente de la chica, a quien identificó como la fuente de aquella extraña esencia a llamas y papel. 

— Me ocuparé de revolver la mezcla. — Murmuró, retomando sus deberes de inmediato, algo turbado después de su descubrimiento. — Creo que está tomando un color rosáceo más intenso, eso no es habitual. — O tal vez si lo era pero no se veía en todos los casos, así que algo habían hecho mal. — Parece más rosa conforme hierve ¿Es así como debe ser? — No estaba conforme pero mientras no estallara el caldero o terminaran incendiando la mazmorra, se daría por bien servido. — Wentz y Whitmire ¿Cómo van? — El profesor no disimulaba su tono burlesco, divertido en demasía al ver los esfuerzos de las otras parejas intentando crear algo más allá de masas viscosas y deformes en colores extraños. —Cuando el objeto de deseo se encuentra cerca, el poder de la amortentia se manifiesta de distintas formas… como mostrando colores distintos o una mayor intensidad en los aromas. — Susurró Wolff, más para sí que para ellos. Quizás la más obvia diferencia entre Severus Snape y él era el sentido del humor, pues Wolff encontraba cierta diversión en enfrentar a los estudiantes a sus peores miedos o deseos. 

Clase de pociones × 10:00
Logan Wentz con Gytha Whitmire

 

Miró a su izquierda y, a pesar de todo, sonrió y sacudió la cabeza. Le era muy cómico cómo el Hufflepuff tenía en mente a Lachance, y era capaz de mentarlo en cada conversación.— Nunca he necesitado un amortentia. Me basto de mis habilidades. Lo que no tengo muy claro es que tú no hayas bebido alguno, pareces muy encandilado con Fred. —Diciendo aquello, retomó su tejemaneje con los frascos de cristal, asomándose ella también por encima del hombro del prefecto para asegurarse de que seguía los pasos correctamente.

Además de exigente, Gytha Whitmore era desconfiada.

—Ten cuidado con el asfódelo cortado, genio. Se echa poco a poco a la par que se remueve —apuntó, dando toquecitos con el índice en la parte del libro en la que se especificaba tal apunte. Concentrada en seguir investigando -para así poder señalar cualquier fallo que su compañero cometiese- ignoraba la diatriba que Logan se traía con un supuesto... ¿incendio? Al menos, hasta que su nariz chocó contra su frente y ella se sobresaltó.

—¿Cuál es tu problema, Wentz?—Se apartó, visiblemente contrariada e intimidada por su cercanía. Fue entonces cuando una bofetada de un olor intenso la abrumó. Menta. Creyendo que su compañero estaría mascando un droobles, procuró ignorar tal fragancia. Hasta que cayó en la cuenta, segundos después, de lo que sucedía.— Huele terriblemente a menta. Y... —Parecía inmersa en un estado de reconocimiento. Se acercó al caldero— ¿Tinta? Como si un bote acabase de derramarse sobre la mesa. —Podía discernir algo más, pero justo entonces Wolff hizo aparición e hizo mención al posible cambio de intensidad del olor o del color del brebaje. 

Fue entonces que Gytha comprendió por qué la poción lucía más rosa de la cuenta.

—El tiempo de maceración es de tres semanas para que los resultados sean óptimos —explicó el profesor, aún en su mesa. Gytha agradeció la interrupción, y aprovechó el tiempo para aclarar sus ideas.— Pero es posible que comience a desprender olor justo desde el momento de realización, aunque puede ser una fragancia vaga y no muy precisa. Usaremos en su lugar, por ese motivo, las pociones que os proporcioné al principio.

Entonces Wolff se desplazó al pupitre de otros alumnos. 

Al tener la poción lista para macerar, la Slytherin sustituyó frente a ellos el caldero por el del amortentia hecho y listo para beber. Estaba perdiendo la paciencia a pasos agigantados, porque no toleraba que el color o el posible olor de una estúpida poción le dijese que se encontraba atraída al estúpido de Logan Wentz.

—¿Hueles algo más? —En menos de veinte minutos, el profesor les pediría un estudio completo sobre qué habían percibido. No era que tuviera interés más allá de lo académico.

Clase de pociones × 10:00
Gytha Whitmire con Logan Wentz